miércoles, 16 de julio de 2014

Historicidad de la práctica docente


I.  Concepto de Historia y de Historicidad

Objetivo: Conocer los orígenes y los diferentes momentos, así como los contextos educativos y sociales en los que se ha venido desarrollando históricamente la formación y la labor docente.

El tema de la historicidad de la práctica docente nos permite conocer y a la vez analizar las diferentes etapas históricas que han influido en la práctica, formación y profesionalización de la actividad docente tanto universal como nacional. Durante esta experiencia y recorrido por la historia ha sido posible entender los orígenes y contextos en los que se ha venido desarrollando la docencia.

En este sentido se hace importante al menos mencionar las tres edades por la cuales ha pasado la docencia según  Maurice Tardif, Ph.D (Master en Filosofía y Doctor en Fundamentos de Educación).
ü  La edad de la vocación.
ü  La edad del oficio.
ü  La edad de la profesión.

Cada una de estas edades nos describe la evolución y perfeccionamiento del quehacer docente hasta la actualidad, encontrando grandes avances en materia de calidad, y formación permanente del profesorado, lo cual se convierte en grandes oportunidades para desarrollar nuestra labor con capacidad y profesionalismo.

“Como maestrantes al final de esta temática hemos comprendido sobre la importancia de la práctica docente y su poder en los procesos de cambio de nuestras sociedades, aparte de sentirnos honrados de pertenecer a esta generación de la maestría, nos sentimos comprometidos con los procesos de cambio y de transformación en el desempeño de nuestra labor”.
                                                                                       (Opinión de maestrante)

Le invitamos para que haga un recorrido por la temática expuesta a continuación, la cual no dudamos que le dará útiles herramientas que le permitirán conocer la historia de la práctica docente tanto en el ámbito universal como a nivel  nacional.

Historia: 


La historia es la ciencia social que se encarga de estudiar el pasado de la humanidad. Por otra parte, la palabra se utiliza para definir al periódico histórico que se inicia con la aparición de la escritura e incluso para referirse al pasado mismo.
Las formas en la que la historia estudia los hechos trascendentes de la vida de la humanidad pueden ser sincrónica (de la misma época), relacionando hechos de la misma época con evoluciones o consecuencias en la especie humana, o diacrónica (de épocas diferentes), analizando hechos anteriores que puedan ser causas o posteriores que sean consecuencia de un hecho o algo concerniente a la propia especie. Los científicos que se especializan en historia, son llamados historiadores.

 Historicidad:

Se designa con el término de historicidad a toda cuestión, cosa o persona que presenta calidad de histórico, es decir, que es relativo o parte de la historia. La historia, en tanto, es aquella ciencia social que tiene por objeto estudiar el pasado de la humanidad. En un sentido más estricto, la historicidad implicará la interpretación de la temporalidad, que es la característica de los hechos ya sucedidos que ocurren en el transcurso del tiempo, de los hechos pasados.
Entonces, la historicidad sería la reflexión sobre la temporalidad de los hechos acontecidos, siendo la misma propia y exclusiva de los seres humanos, porque solo los hombres están capacitados para reflexionar acerca del tiempo y de su paso. Esta cuestión supone, que si la historia son en efecto los hechos interpretados y se dice que la misma es relativa, también la interpretación de la misma. 

II. Tendencias que han influido en la Profesión Docente


 

  Según  Maurice Tardif, Ph.D (Master en Filosofía y Doctor en Fundamentos de      Educación)
    Existen Tres edades de la docencia
   a) La edad de la vocación
   b) La edad del oficio
   c) La edad de la profesión



La edad de la vocación

Domina la docencia del siglo XVII al XIX.
La docencia durante la edad de la vocación



  • Trabajo de las comunidades religiosas y de las mujeres laicas.
  • Trabajo vocacional: más profesar su fe que instruir.
  • Trabajo gratuito de las religiosas; muy mal pago para las docentes laicas.
  • No hay formación, fundamentos intelectuales débiles, basado en el control de los niños y la religión.
  • Trabajo poco valorizado socialmente.
  • Trabajo femenino bajo dominación masculina y religiosa. Trabajo muy jerárquico, controlado y poco autónomo. 




La edad del oficio

Surge en el siglo XIX con la separación del Estado y la Iglesia, la construcción de una escuela laica y pública.
La docencia durante la edad del oficio



  • Nacionalización de la educación y el trabajo de las mujeres laicas, integradas a la función pública.
  • Institucionalización de una carrera, estabilización del trabajo en el contexto de una relación contractual con el empleador, es decir el Estado.
  • Ganancias diversas: salarios, condiciones laborales, jubilación, igualdad con los hombres, etc.
  • Formación en las escuelas normales con una valorización del aprendizaje a través la experiencia del trabajo docente.
  • Autonomía pedagógica relativa y una relación de confianza con el empleador estatal. 




 La edad de la profesión

La concepción dominante actual Origen de la edad de la profesión



  • En el siglo XX: el crecimiento continuo de grupos de expertos en la gestión de las instituciones, las prácticas y los problemas sociales.
  • Crecimiento de las universidades y de las profesiones con formación universitaria.
  • Desde los años 80: lanzamiento del movimiento de profesionalización de la docencia en Estados Unidos.
  • Desde los años 80: presiones económicas y políticas para incrementar el desempeño de los docentes y el rendimiento de los sistemas educativos.




En la Edad de la Profesión pueden reconocerse 2 etapas:


Etapa de la Profesionalización de la docencia

  • De una formación normalizada a una formación universitaria de alto nivel intelectual.
  • De una visión rutinaria de la pedagogía a una concepción innovadora.
  • Del respeto de reglas y rutinas escolares a una ética profesional al servicio de los alumnos.
  • Del status de funcionario al de profesional autónomo, pero también responsable de sus decisiones,  lo que requiere una evaluación de la docencia basada en el rendimiento de los alumnos.

Un proyecto de reconstrucción científica



  • El docente es considerado como una experto de la pedagogía y el aprendizaje.
  • Esto implica una formación basada no solamente en la transmisión de conocimientos, sino también, y sobretodo, en el dominio de competencias prácticas básicas en el trabajo docente.
  • El saber de la experiencia debe entonces ceder el paso al saber experto basado en la investigación: una base de conocimientos para la docencia.
  • Una visión reflexiva: la docencia ya no es una actividad que se ejecuta, sino una práctica sobre la cual se debe reflexionar, problematizar, objetivar, criticar, mejorar...



III. Historia de la Docencia a través del tiempo

A través de la historia y de la literatura acerca de la praxis docente, se ha visualizado al docente desde múltiples perspectivas que describen su papel no solo como un ser que conoce y enseña un determinado saber, sino como un individuo que transforma ese saber en pro de la dignificación del hombre.
Desde esa perspectiva diversos autores han ubicado al docente (hombre o mujer) en el plano de transmisor de datos, conocimientos y otros en el de un actor de su medio que trabaja se construye humana y socialmente y construye a sus semejantes utilizando los valores la ética de la comunicación y el afecto como herramientas propias de su praxis creadora.
La función del docente ha tenido un largo transcurso, su comienzo fue con las  primeras sociedades primitivas al igual que la pedagogía,  por otra parte, se originó también en épocas antiguas, creando grandes antecedentes, pero sólo fue reconocida como un movimiento histórico en el siglo XIX.

IV. La Formación Docente en El Salvador.

Breve esbozo histórico

 EL SIGLO XIX



Durante la época colonial, el oficio de educar estaba bajo la responsabilidad de los párrocos o sacerdotes, y su objetivo principal era enseñar lo básico para estudiar la religión. La formación del profesorado no existía como tal, sino más bien, los padres de familia, los sacerdotes y, hasta la municipalidad, se tomaban la responsabilidad de la educación elemental.
Hacia 1824 se hacían los primeros intentos por buscar metodologías apropiadas para la mejor enseñanza; sin embargo, predominó en el ambiente el método lancasteriano, que consistía en responsabilizar a los alumnos aventajados del aprendizaje de los demás, a partir de una técnica repetitiva de preguntas y respuestas, basada en la memoria.
El 16 de febrero de 1841 se creó la Universidad; sin embargo, hasta ese momento no existía un centro de formación previa o colegio que preparara a los estudiantes para su ingreso a la educación superior. Para ingresar a este colegio únicamente se requería que el estudiante dominara la lectura, escritura, algo de aritmética y que tuviera cierta capacidad para las ciencias.

En 1841, se dirigió un comunicado a la Universidad, de parte del de gobierno que les pide a las autoridades universitarias que cuiden para que la enseñanza de los niños esté enmarcada en la moralidad, justicia, patriotismo y eliminen de la enseñanza ciertos conocimientos de moda, pues volvían pedantes y vanos a los niños.
Hasta ese momento, puede observarse que los avances que tiene la educación son en la educación básica. Respecto a la formación docente, no se tienen datos sobre la creación de centros exclusivos para la formación del profesorado, pero sí, se encuentra información acerca de la legislación que regulaba la práctica de los maestros y maestras. En dicha legislación se hace mención de las obligaciones de los docentes, que incluían la formación en tres áreas básicas: lenguaje, aritmética y religión. Además, los docentes estaban encargados de llevar a los alumnos y alumnas a misa y a sus prácticas de deporte. El reglamento detalla más en mandatos y exigencias para los preceptores, que en derechos para los mismos. (Aguilar y Lindo,1998)
En aquel momento no había un requisito riguroso para el ingreso a la docencia; únicamente se pedía buena conducta y un minucioso examen de conocimientos ante la Junta Departamental de Instrucción Pública (constituida por autoridades municipales que poco conocían de los temas evaluados referido a la educación).
Para 1873, mientras el doctor Darío González se desempeñaba como subsecretario de gobierno, se edita un artículo que representó, por lo menos a nivel escrito, un gran avance para la educación del país. Éste decía:
“La enseñanza de las escuelas no se limitará a la instrucción del entendimiento, sino que comprenderá el desarrollo armónico de todas susfacultades del alma, de los sentidos, y de la fuerza del cuerpo”. ( Aguilar y Lindo 1898)

En el año de 1887, el presidente de la república, General Francisco Menéndez, hizo venir una misión de maestros colombianos con la finalidad de modernizar el sistema educativo. Estos educadores divulgaron el método de Pestalozzi , especialmente el principio de realismo basado en la intuición, (enseñanza objetiva) a la que se opusieron muchos maestros salvadoreños que preferían el tradicional método lancasteriano.
No se encuentran detalles acerca de la formación particular de los maestros y maestras de las parvularias, pero lo que sí se sabe con certeza, es cuando en nuestro país se fundaron las primeras escuelas parvularias, lo hicieron con conocimiento de los recientes descubrimientos en materia psicopedagógica. Pero también, es de hacer notar que muchos de estas escuelas fueron fundadas por extranjeros que habían sido formados en sus países de origen.

LAS ESCUELAS NORMALES


Las primeras escuelas normales se fundaron en el año de 1858 durante el periodo presidencial del General Gerardo Barrios, con el objetivo de propiciar una renovación metodológica.
En 1924, una misión de profesores alemanes fue traída para dirigir la Escuela Normal, lo cual trajo grandes cambios en cuanto a la práctica docente. Por ejemplo, se elaboran los primeros planes de clase, inspirados en el pensamiento sistematizador de Hebart y se introduce la teoría de la “apercepción”.

En 1940 se dio la  primera Reforma Educativa orientada a la educación primaria; los aspectos importantes que vale la pena señalar de este proceso de reforma son los siguientes:


  • Tres maestros salvadoreños, que se habían graduado en el extranjero, constituyeron el centro del pensamiento que impulsó la reforma.
  • Introducción de métodos pedagógicos activos que estaban en su auge en los países avanzados; por ejemplo, la correlación entre las diferentes materias.
  • Proceso acelerado de capacitación a docentes.


Aproximadamente, cinco años después, en 1945, nace la idea del plan básico, que consistía en cursar tres años después del sexto grado y antes del bachillerato. Los docentes que trabajaban en este nivel no tuvieron ningún tipo de preparación docente; únicamente se inscribían en un libro de registro que llevaba la Dirección de Educación Media y eso bastaba para poder impartir las clases en este nuevo curso.
La fundación de la Ciudad Normal “Alberto Masferrer” se dio en un ambiente caótico para la educación, debido a que existía una diversidad de escuelas normales estatales y privadas; estas últimas brindaban toda clase de facilidades para graduarse, lo que provocó disminución en la matrícula de las grandes escuelas normales ya establecidas.


La reforma suprimió todas las escuelas normales públicas y privadas, y la Ciudad Normal Alberto Masferrer se concentró en la formación de docentes para el nivel de educación básica y media, la cual fue equipada totalmente para dar cobertura a unos dos mil estudiantes. Debe mencionarse que como otro logro de esta época se considera la apertura de la Escuela de Educación Física y la apertura del Instituto Tecnológico de Santa Tecla, este último daría respuesta a la formación superior no universitaria.
Al principio de los años Ochenta, se dio el cierre de Ciudad Normal Alberto Masferrer, la formación de docentes se desarrolló en los Institutos Tecnológicos y en las instituciones de educación superior universitaria, incrementando el número de maestros formados y generando un caos de desempleo. Lo anterior obligó al MINED suspender matrículas en estos centros educativos, dejando únicamente finalizar a los estudiantes que habían iniciado los estudios.


V. Historia de la Docencia Universitaria en El Salvador


El  16 de febrero de 1841, la Asamblea Constituyente, en la administración de Juan Lindo, emite un Decreto de creación, ordenando que se establezca un Colegio Nacional con el nombre de “Colegio La Asunción” y una Universidad en donde fueron impartidas las primeras clases de gramática latina y castellano. El primer Rector del Colegio fue el Pbro. José Crisanto Salazar y su sucesor fue el Pbro. Narciso Monterrey. El Colegio La Asunción era la antesala de la Universidad y ahí se estudiaba lógica, gramática latina, matemática, física, dogma, moral, entre otras asignaturas. Por los contenidos, se puede percibir una clara evidencia clerical, de hecho inicialmente la instrucción estaba bajo la supervisión del episcopado.


Además de los contenidos académicos, los estudiantes estaban sometidos a disciplinas clericales – confesión, comunión, misa, etc.-, ante la ausencia de centros de educación media que alimentaran a la universidad con estudiantes, era necesario fortalecer a los futuros aspirantes a la educación universitaria, lo que nos indica que la educación media nacía de arriba hacia abajo.
Los problemas educativos se estigmatizaron en la historia. El anhelo de David J. Guzmán, hacia 1886, contrastado con la realidad evidenciaban los problemas: “La instrucción es, pues, la primera de las funciones sociales y la base del progreso y la prosperidad de los pueblos. La vida se ensancha moralizando al individuo, porque se crea el trabajo; se ensancha la industria; se propaga la honradez y la virtud”. Paradójicamente, un 80% de la población era analfabeta
Según un estudio de Héctor Lindo citado por López Bernal, fue hasta 1870 cuando se iniciaron esfuerzos más concretos por la educación.
Históricamente, la formación y capacitación de maestros ha pasado por diversas etapas, que van desde el empirismo docente (maestros sin formación inicial o con débil base académica), hasta maestros que han pasado por una escuela Normal, por un instituto tecnológico o por la propia universidad.
Durante estos años solo se hacían pequeños avances en la educación básica, que no solventaban las necesidades en la educación. Respecto a la formación docente no se contaba con la creación de centros exclusivos para la formación del docente a nivel universitario.
A los graduados se les daba la licencia para enseñar, que tenía validez universal siempre que la universidad tuviese permiso para otorgarla.
Para obtener la licenciatura, el aspirante debía hacer el juramento de "no haber sobornado al jurado", por lo que ya existía la presunción de que habían examinadores que eran pagados por el futuro graduado. Para que el licenciado tuviera el derecho a enseñar, debía tener 21 años de edad y jurar, ante el rector, que había estudiado artes durante seis años y debía, además, comprometerse a respetar los privilegios de la universidad.
En esta misma época en la que…“el gobierno hace ver a la Universidad que es necesario eliminar de la enseñanza elemental ciertos conocimientos de moda que por lo general solo conducen a los niños a ser vanos, superficiales y pedantes. Lo anterior refleja el interés del gobierno por enseñar únicamente lo más elemental, pues la curricular insiste en que el programa de ha de restringir a leer, escribir, contar, gramática, preceptos sociales y religiosos. En otros términos, el pobre no quiere de mucho.
Los catedráticos de la universidad durante este tiempo se conformaban en dos categorías “Titulares” y supernumerarias, acorde a su formación profesional y experiencia
Los titulares era los maestros propietarios de una asignatura, por sus conocimientos y probidad y eran designados por los directores o por el rector los catedráticos supernumerarios se les denominaba a los suplentes de los titulares con plena notificación del director para su ejercicio y se trataba de un titulo honorifico que se daba como premio a los estudiantes mas destacados y que habían obtenido como mínimo dos diplomas de honor.
Constituían una reserva en la bolsa de trabajo y a estos se les ascendía cuando había plaza de un titular que era cuando gozaban de todos los privilegios de un catedrático, mientras tanto recibían paga a la mitad de lo que se le remuneraba al titular.
A medida que se recibía un mayor  número de alumnos, la escasez de mentores se evidenciaba, como alternativa se elevo el numero de supernumerarios que se incremento considerablemente, los cuales eran estudiantes distinguidos y en su mayoría egresados que estaban por graduarse.
Esta práctica se mantuvo durante muchos años por lo que se concibe al maestro como al profesional que tiene la responsabilidad de facilitar y de orientar el proceso de aprendizaje en avances individuales y de grupos de estudiantes.
Tener un amplio dominio de las asignaturas que le corresponde enseñar y de las formas más apropiadas para evaluar los logros de aprendizaje y la acción educativa en general. 
En un país que en 1960 solo contaba con 1% de la población contaba con educación superior y durante los años 70 y 80, con el conflicto en el salvador la velocidad de crecimiento y expansión del mercado académico salvadoreño llevo a que en todas las universidades del país la condición formativa de quienes ingresaban en calidad de docentes universitarios estuviera conformada por profesionales que apenas si alcanzaban la licenciatura, a estos docentes se les contrataba bajo la figura de Instructor universitario o auxiliar de cátedra



La Universidad de El Salvador y la UCA que nació en los años 60,  no fueron  la excepción y la mayoría de contratados eran egresados recientes de universidades como la San Carlos de Guatemala y la UNAM de México y en menor grado se contrataban los egresados de dichas universidades que para ese tiempo eran menores de 30 años y en su familia eran los primeros que acudían a las universidades.

Así se manejo hasta la práctica docente las universidades privadas que se expandían en los años 80 y 90s, contrataban catedráticos de la UCA y UES y cuando se iban graduando los alumnos de sus propias universidades estos eran contratados.
Así se desarrollo la buena costumbre hasta el año de 1995, cuando se aprueba el decreto legislativo de fecha 9 de agosto publicado en el Diario Oficial No. 157, Tomo No. 332, del 26 de ese mismo mes y año, se emite el Reglamento General de la Ley de Educación Superior. 


VI. Competencias y retos del  Docente del Siglo XXI


El ciclo de todo ser humano es el nacer, desarrollarse, reproducirse y morir, todas las etapas son importantes. Sin embargo, el desarrollarnos individualmente en cualquier ámbito es el día a día de cada uno de los que, con entusiasmo no se detienen para lograr y adquirir las competencias deseadas.
Es por ello que en este nuevo contexto y para afrontar los continuos cambios que se imponen en todos los órdenes de nuestra vida los rápidos avances científicos y la nueva economía global, nos vemos obligados a adquirir nuevas competencias tanto personales, sociales y profesionales que, aunque en gran medida siempre han sido necesarias, hoy en día resultan imprescindibles.
El punto que nos interesa es darle respuesta a la siguiente interrogante: ¿Que competencias debe tener un docente para poder conducir procesos de enseñanza - aprendizaje de calidad en el siglo XXI?

Perfil y Competencias del Docente

Todas las sociedades, en todas las épocas, han elaborado imágenes y valores sobre la persona del maestro/a y su labor pedagógica. Estas representaciones expresan la finalidad social asociada a la educación y son legitimadas a través de las doctrinas pedagógicas hegemónicas en cada momento histórico.
La sociedad del futuro exigirá al docente enfrentarse con situaciones difíciles y complejas: concentración de poblaciones de alto riesgo, diversificación cultural del público escolar, grupos extremadamente heterogéneos, multiplicación de diferentes lugares de conocimiento y de saber, acceso a puestos en forma provisoria, rápidas y permanente evolución cultural y social especialmente en los jóvenes en quienes existe la sensación que no hay futuro y una suerte de pérdida del sentido del saber o el aprender.
Sabemos que la presión creada por la aceleración de los procesos sociales en la vida contemporánea lleva a un torbellino de innovaciones, pero hay que evitar que las concreciones carezcan de sentido e impregnen a la actividad docente de un carácter provisorio indeseable por la precariedad de conceptos, métodos, actividades y recursos.
Para comprender el sentido y las dificultades estructurales de la propuesta de la profesionalización de los docentes hay que determinar cuáles son las exigencias que esta transformación demanda, ya que una profesión es una combinación estructural de conocimientos acreditados mediante títulos, autonomía en el desempeño, prestigio académico y reconocimiento social.
Por otra parte, el mundo informativo y telemático que rodea a la escuela y a sus docentes obliga a crear “un puente de significados sobre la vía de información” como señala Namo de Mello (1998) para que los alumnos no sean atropellados por la cantidad y variedad de informaciones que por ella circulan.
Esto es, que la escuela deberá formar a los/as alumnos/as para seleccionar datos, organizar el conocimiento y apoderarse de él para poder utilizarlo éticamente en su vida cotidiana tanto personal como social. Y la institución educativa deberá concebir su tarea incorporando la actividad transdiciplinaria para responder a las exigencias del conocimiento científico contemporáneo.
Ahora bien, será la tecnología de la información el elemento capaz de lograr que la educación sea algo más que una simple transmisión de conocimientos? Namo de Mello sostiene que ante esta posibilidad habrá que enfrentar dos tipos de desafíos: practicar formas de gestión que fortalezcan el ejercicio de la iniciativa creadora de la escuela, incluyendo la gestión de la información y resignificar los instrumentos del trabajo pedagógico: currículo, contenidos de enseñanza, métodos y perfiles de los profesores.
Desde esta perspectiva hay que diferenciar entre la adquisición de conocimientos y la construcción de sentidos y el papel que juega el educador en ambas situaciones.
En el primer caso puede ser una actividad individual pero la construcción de sentidos implica necesariamente negociación con otros: familiares, compañeros de trabajo, profesores o interlocutores anónimos de los textos y de los medios de comunicación; negociación construida en base a los valores éticos de la democracia, del reconocimiento del otro y del respeto a los hechos y para ello se requiere la presencia de un educador.



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